¿Cómo usar los sistemas de reforzamiento visual?

 

La relación entre el profesor y el alumno se basa en los mismos principios que rigen la relación entre un empresario y su empleado. Cuando trabajamos para alguien, queremos asegurarnos de que nuestro contrato no carece de ciertos elementos esenciales; como por ejemplo que el salario sea proporcional al trabajo y las tareas que vamos a realizar. Los elementos esenciales que buscamos en un contrato son:

  • Cuál será la paga (el refuerzo)
  • Cuándo la recibiremos
  • Si habrá pausas disponibles y cuántas
  • Cuánto tiempo trabajaremos y qué tareas haremos

.
Si nosotros queremos saber cuál será la recompensa antes de aceptar y comenzar un determinado trabajo, es lógico que nuestros alumnos también quieran saber cuál será su recompensa por participar en nuestras clases. Por tanto, tal y como se explica en el Enfoque Educativo Piramidal (Bondy, 2013), cada lección nueva debería comenzarse diciendo: "¡Hagamos un pacto!". Esto nos permitirá definir junto con el alumno cuál será su recompensa y hacerle saber primero cuánto trabajo tendrá que hacer.

A continuación, se exponen los pasos a seguir para aplicar estos sistemas:

  1. Evaluar las preferencias

Antes de introducir el “trato”, debemos identificar los materiales, alimentos, juegos o actividades que le gustan al alumno. Es importante reevaluar estos reforzadores periódicamente, pues los intereses del alumno pueden cambiar rápidamente, sobre todo si estamos trabajando en la ampliación de sus intereses y habilidades.

  1. Enseñar el trato simple (sin fichas)

La lección sobre como hacer “tratos” comenzará cuando el alumno se nos acerque para hacer una petición. Si nuestro alumno aún no realiza intercambios independientes, esperaremos a que nos indique el objeto que quiere, ya sea acercándose al lugar donde está guardado o mostrándole varias opciones y esperando a que intente coger alguna; en ambos casos, tendremos que sostener el objeto elegido por el alumno, para que vea que está disponible, pero en lugar de responder inmediatamente a la petición entregándole el reforzador, lo que haremos será darle una instrucción simple, que ya tenga aprendida. Por ejemplo, mientras sostenemos el reforzador en la mano y claramente visible, podemos pedirle al alumno que ponga la última pieza de un rompecabezas, que introduzca una cuchara en el lavavajillas, que tire el paquete vacío de una galleta… En cuanto complete esta sencilla actividad, le diremos "¡Bravo!" y le haremos entrega del objeto solicitado en ½ segundo.

En este caso, no es necesario que el alumno repita la petición con PECS.

Progresivamente le pediremos que haga un poco más para completar el trato. La idea es incrementar de forma gradual la cantidad de trabajo que se espera del estudiante. Por ejemplo, que ponga 2 o 3 piezas de puzzle, 2 o 3 cubiertos en el lavavajillas…

En cualquier caso, siempre esperaremos a que el alumno nos indique qué quiere para darle nuestra instrucción.

  1. Enseñar el trato visual

Cuando el alumno sea capaz de completar tratos cortos como los descritos en el punto anterior, entonces empezaremos a utilizar el refuerzo visual para hacer pactos cada vez más complejos y con mayor volumen de faena. La idea es crear una especie de “contrato de trabajo” con nuestro alumno, en el que tendrá presente todo el tiempo cuánto deberá trabajar, cuál será su recompensa final y cuánto le queda para terminar la tarea (en función del número de fichas en el tablero).

Llegados a este punto, el alumno ya debe saber intercambiar de forma autónoma la imagen de su reforzador.

Tendremos que seguir estos pasos:

  • Aceptaremos la imagen.
  • La pondremos en la tarjeta de reforzamiento visual.
  • Le daremos una instrucción simple que sea fácil de llevar a cabo por el alumno.
  • Después de llevarla a cabo, le entregaremos en ½ segundo la ficha y le ayudaremos físicamente a:
    1. Colocarla en uno de los círculos.
    2. Quitarla.
    3. Intercambiarla.
  • Finalmente, mientras lo elogiamos, le entregaremos el objeto.

En las siguientes ocasiones, empezaremos a retirar las ayudas del último paso de la secuencia 1.2.3., para que el alumno aprenda por sí mismo a coger la ficha, ponerla, quitarla y devolverla.

Seguiremos repitiendo esta actividad durante varios días hasta que el alumno haya aprendido a intercambiar la ficha por sí mismo. Cuando sepa hacerlo con una, entonces introducimos el contrato con 2 fichas, luego 3, 4 y finalmente 5; entonces dejaremos de aumentar el número de fichas, pero empezaremos a pedirle más acciones o más tiempo de trabajo por cada ficha (por ejemplo, 2 o 3 acciones, 1 o 2 minutos con un temporizador, etc.).

Dependiendo de la actividad, decidiremos qué tipo de tarjeta utilizar. Por ejemplo, para una lección nueva y potencialmente difícil para el alumno, utilizaremos una tarjeta con una o dos fichas, mientras que, para una actividad más sencilla en la que solo queremos incrementar el tiempo, utilizaremos una tarjeta con 5 fichas.

 

Recordatorio para el uso eficaz de los tratos:
  1. Una vez identificados los reforzadores del alumno, debemos transcribirlos en listas visibles, disponibles y fácilmente accesibles para todos los que trabajan con ese mismo estudiante. Además, también debería figurar siempre el número de fichas que se utilizamos con ese mismo alumno, para que todos sepan qué tipo de pactos hacer.
  1. Se debe seguir reevaluando la eficacia de los reforzadores utilizados.
  2. Diferentes tareas pueden requerir el uso de una cantidad distinta de fichas (proporcional a la longitud y dificultad de la tarea).
  3. Generalizar el uso del pacto a diferentes tipos de tareas.
  4. Nunca retires las fichas como castigo por un comportamiento inadecuado.